Entre bosques de leyenda y con el océano Atlántico siempre presente, el mar se adentra en la tierra y forma las Rías Baixas, una zona de excepcionales playas y naturaleza agreste, junto a una gastronomía única y rica en sabores. Con una inmensa oferta de mariscos, pescados y carnes, por supuesto acompañados de un buen vino Albariño, cualquier época del año es ideal para degustar los platos y caldos de la región, de fama internacional, sin olvidar los postres, el aguardiente y la queimada.
El marisco de las Rías Baixas está considerado de los mejores del mundo gracias a un ecosistema rico en plancton y un singular relieve de la costa y el fondo marino. Entre las almejas más valoradas están las de Carril, que se pueden comer crudas o cocinadas en modos diversos (a la marinera, con arroces, verduras…). Otro de los cultivos por excelencia en esta zona es el mejillón, que se produce en bateas y es ingrediente estrella de muchos platos, además de tomarse también al vapor. No hay que olvidar las preciadas ostras, sólo cultivadas en batea, y degustadas al natural con unas gotas de limón.
Obviamente, el pulpo a la gallega o al estilo feria es un clásico tanto en las Rías Baixas como en cualquier otro lugar de Galicia.
Otro producto gallego cien por cien es la empanada, que se consume en toda la región y posee miles de variedades: hecha con diferentes masas y rellena de verduras y carnes de todo tipo, de zorza, zamburiñas y vieiras, mejillones, berberechos, calamares, pulpo, atún o bonito, bacalao… La empanada gallega se encuentra por doquier: como «pincho» o aperitivo en los bares, como ración en los restaurantes, pero, sobre todo, para compartir entre amigos en fiestas populares y gastronómicas.
También protagonista en numerosas fiestas populares de las tierras gallegas, es el churrasco, tanto de cerdo como de ternera, y acompañado de salsa de adobo, patatas fritas y ensalada.
Entre los postres tradicionales destacan la tarta de Santiago y las filloas, parecidas a las crepes francesas rellenas con cremas dulces. Durante los carnavales son típicas las orejas (masa frita de huevos, leche, mantequilla, levadura, anís y limón), la leche frita, los buñuelos dulces, y la bica, propia de Orense y con un gran parecido a un roscón.
En la zona orensana de San Cristóbal de Cea se elabora de modo tradicional y con harina de trigo gallega un pan que cuenta con Indicación Geográfica Protegida. Las tres rutas del pan de Cea ofrecen recorridos que se pueden hacer caminando, en bicicleta o en coche, y se pueden visitar los hornos, las eras, los molinos y todos los lugares por los que pasan los ingredientes que se convierten en un aromático y sabroso pan de Cea.
Cualquiera de estos generosos platos y productos mencionados, ha de ir regado con los vinos de la tierra. La mayoría de los viñedos de la región se encuentran en la parte sur, en las provincias de Orense y Pontevedra, aunque hay algunas significativas plantaciones en Lugo, al este.
Queda claro que son casi innumerables las posibilidades gastrómicas que ofrece al turista la comunidad gallega, por lo que merece la pena adentrarse en esta región y saborear todos sus rincones.
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